En medio de la noche se ocultan mis más profundos sentimientos, esos que solo Dios conoce.
Muchas veces suelo desear dejar mi alma al desnudo, pero al mismo tiempo me daría miedo hacerlo, ya que no tendría protección alguna.
Cierro los ojos e imagino estar en el campo, respirando aire puro, disfrutando del azul del cielo, una tierra sin inicio y sin final…una tierra infinita. Pero me veo sola, con un fondo musical, sin nadie a mi alrededor. El viento queriendo arrancarme los cabellos de una manera tan sutil que parece una caricia pero al mismo tiempo un suave golpe. Sí…el aire, la tierra y yo somos uno solo, una misma materia.
Veo en mi interior situaciones de llanto y alegría, desesperación y calma, de tormentas y suaves brisas como las de verano. Y el único deseo que me embarga es el de la liberación. Me siento atrapada en medio de un huracán de emociones y sentimientos. Tengo todos los secretos y claves que pueden solucionar esto…pero no es fácil y tiendo a creer que todo está perdido ya que son soluciones momentáneas. Suelo pensar que tengo mucho por hacer, y para otros es cierto, debido a mi corta edad; sé que me falta vivir, sé que me falta experimentar…por otro lado me pregunto ¿para qué?, si resulta lo mismo…y vuelves a coincidir en la frase de: ASÍ ES LA VIDA, TODOS PASAMOS POR ESTO, SON LOS ALTIBAJOS DE LA MISMA. Considero que todo ese esfuerzo es en vano porque es como estar en un círculo vicioso, es por eso que la vida se nos hace complicada, porque estamos inmersos en la misma porquería de siempre… ¿no habrá acaso algo nuevo por ahí? ...algo que realmente nos llene el alma, el espíritu. Algo con lo que nos sintamos en paz…de un tiempo aquí he venido pensando que el purgatorio no está en ningún otro lugar más que en este. Es en este mundo donde habitamos las almas angustiadas esperando dar el siguiente paso hacia la liberación, el cual se consigue a través de la muerte. Digo que esperamos por liberación porque estamos atrapados en la materia, vivimos influenciados por nuestra esencia que se encuentra en estado de paz e inercia, y por la materia que es lo que nos hace aferrarnos cada vez más a esta tierra y todo lo que habita en ella.
Si tan solo abriéramos los ojos nos daríamos cuenta de que este mundo es como si estuviera maldito. Lloramos por las muertes de los seres que amamos y apreciamos porque nos acostumbramos a ellos, a su existencia, a su compañía constante; porque nos aferramos a ellos. Nos lamentamos cuando nos quedamos sin dinero porque ya no podemos abastecer nuestras necesidades de hambre sed y lujo…y me pregunto: ¿cómo puede tanta gente pasar hambre días enteros? ¿Cómo pueden el Dalai Lama y todos sus seguidores dejar de comer varias semanas y concentrarse únicamente en alimentar su espíritu y no sentir necesidad de pan para satisfacer el cuerpo? ¿Cómo puede tanta gente vivir en la miseria, en la mismísima calle? Nos deprimimos cada vez que un amor se va porque vivimos pensando que amor es sinónimo de compartir, de respeto, de fidelidad y lo que es peor, creemos que el verdadero amor aparece una sola vez en la vida y no debemos dejarlo ir…cuando en realidad AMOR es sinónimo de: ¡¡¡LIBERTAD!!!
No pretendo que renunciemos a lo que tenemos, pero sí, que no anhelemos más de lo necesario y aceptemos lo que la vida nos brinde. No es ser conformista. Porque no es sabio aquél que posee todo el conocimiento existente, ni aquél que tiene más maestrías ni doctorados, mucho menos aquellos que dicen adivinar el futuro de las personas y el mundo…es sabio aquél que sabe enrumbar su vida, aquél que la maneja con prudencia, aquél que es feliz consigo mismo y se mantiene así sin perjudicar la felicidad ni el bienestar del otro.
Cristina.